Agradezco el vulnerable propósito de las cosas. El desmantelamiento de la naturaleza inherente a cada pieza de nuestro almacén personal.
Hoy planteo la posibilidad de una mutación que tiene que ver más con ideas que con células.
La bolsa de plástico que hace dos semanas recibí con culpa porque olvidé la de manta para las verduras del asado con las amigas, hoy se transformó en acompañante indispensable en este lugar donde dicen que te cuidan.
Culpa se transformó en neceser. Carga con tus artículos personales, las piezas de aseo que elegí para ti con tanto cuidado como si no supiera que todos fueron hechos en masa, y que por estrategia de marketing cuestan 19.99 en el súper.
Neceser se rompió para transformarse en grieta. Deja descubierta la falsa ilusión de individualidad en este lugar en el que yo dejé de ser yo, me convierto una vez más en ‘familiar de’ cada vez que un fulano de tal con bata blanca decide que vernos es indispensable.
Grieta me recuerda las fallas y se convierte en memorias. Rememoro las veces que deseando cuidar rompí, en que deseando cuidar terminé rota, en que deseando cuidarme me quebraron y en que deseé cuidar lo resquebrajado.
Memoria se transformó en remiendo. Alguien logró recuperar la cápsula de tu individualidad uniendo en un nudo los dos puntos de la rasgadura en el polietileno mientras yo decidí convertirlo en palabras.
No la observaba desde que se rasgó en mis manos.
Alguien convirtió la rajada en un nudito y no sé explicar tanta ternura por una bolsa de plástico remendada.
Kuir Fantastik