Yo podría convertirme en un ser anaeróbico si eso me permitiera comerte los labios días enteros.

Fantaseo, más de lo psicológicamente recomendado, que soy un insecto. Un bicho que vuela y que lucha contra el viento y se posa sobre los pétalos más exquisitos de un diente de león, me como las hojas de tus hortalizas y me descubres una mañana mientras esparces rocío embotellado.

Tus ojos se asombran y se lo cuentan a tus cejas, que me lo susurran con la mirada. Me tomas con el dedo índice y yo subo despacito sobre tu piel morenita, esa que acaricié ayer después de fumar flores juntas, flores que cosechaste en tu jardín y secaste bajo el sol que hoy me acaricia los pies.

Pero hoy, hoy soy un bichito, una polilla que acaba de salir de su capullo y tiene las alas arrugadas y el tórax hinchado. Y me agarro a tu dedo y subo con cuidado hasta el pliegue de tu primera falange y la acaricio con el peluche de mi cuello.

Recuerdo que ayer, cuando fui humana, pasé 162 segundos haciendo círculos con la yema de mi dedo índice alrededor de tus huellas digitales y hoy, que soy tan chiquita, percibo mi huella digital impregnada en la tuya. No es que haya querido dejar marca, es que a veces esparzo sobre los seres más bellos el polen que voy recogiendo de las flores.

La emoción de estar entre tus dedos llena mis alas de hemolinfa y regresa a mi tórax, ida y vuelta ida y vuelta, flujo taquicárdico que dura segundos, aunque para mi tiempo-polilla sea infinito. Al final la vida sigue y mis alas se llenan, se despliegan, se mueven. Acepto que deseo maravillarte un poco.

Rodeo tu dedo, tú lo giras para explicarme por dónde quieres que camine, como si supieras que ese bichito soy yo. Camino por tu línea del corazón y me explica que nuestro tiempo es breve, como la vida de una polilla y pienso: ojalá te hubiera empezado a recorrer desde oruga.

El norte empuja mi ligero cuerpo de bicho hacia tu cara, yo la beso sabiendo que no necesito respirar, a ti te da cosquillas y acaricio con mi tórax el surco que se hace en tus mejillas. Me descubro humana y poso mis labios sobre los tuyos antes de cambiar mis alas por un abrazo que acaricia tu espalda.

Kuir Fantastik